La Conca de Barberà es una pequeña Denominación de Origen situada al norte de la provincia de Tarragona con unas 5.900 ha y 30 bodegas.
La zona de producción vitícola se concentra básicamente en la región que debe su formación geológica a la acción erosiva del río Francolí y el Anguera. La acción combinada de estos dos ríos a lo largo de los milenios ha configurado la fisonomía de esta parte de la comarca como la de un valle fluvial rodeada de cadenas montañosas: al este, las sierras de Miramar y Cogulló; al oeste, las sierras del Tallat y Vilobí, en el norte, las sierras de Montclar, Membrillo y Comalats y al sur, las magníficas montañas de Prades.
El viñedo se encuentra a unas altitudes comprendidas entre los 350 y 800 m, siendo la mayoría de plantaciones en los valles de cotas medias. Los suelos son, en su gran mayoría, de naturaleza calcárea y pobres en contenido de materia orgánica con texturas franco-limosa y franco-arcillosa con un característico color rojizo o de una textura más ligera y coloración parda. Al fondo de la cuenca, en los valles del río Francolí y Anguera, hay terrazas fluviales con gran presencia de piedras de perfil profundo. En el extremo suroeste de la comarca, en la ladera de la Sierra de Prades, se encuentran suelos delgados de pizarra.

En general podemos hablar de un clima de transición entre la suavidad de las comarcas tarraconenses del litoral, y la continentalidad propia de las comarcas de interior, permitiendo una cierta influencia de los vientos húmedos y templados de la costa. Las marcadas inversiones térmicas invernales acentúan las heladas en las partes bajas. Una Denominación de Origen con un diferencial térmico notable entre el día y la noche, con inviernos fríos y veranos no muy calurosos. Respecto a las temperaturas, la media anual se sitúa entre 13 ºC y 14 ºC, con máximas en verano que pueden superar los 35 ºC y mínimas en invierno a menudo por debajo de los 0 ºC. La insolación se encuentra en el entorno de las 2.700 horas / año. La pluviometría anual, entre 450 y 550 mm.
La acción combinada del relieve y la altitud contribuyen a la aparición de microclimas con notables particularidades. La Conca de Barberà fue, a principios del siglo XX, una zona donde se ubicaban muchas cooperativas de carácter modernista.
Es interesante la visita de estas bodegas en lo que se conoce como “La Ruta de las Catedrales del Vino” de la Conca.
Más información en www.doconcadebarbera.com