En primer lugar, la temperatura en las Montañas de Prades cae de media 0'65 ºC por cada 100 m. de altura haciendo que las viñas en cotas altas vivan en un ambiente más frío.
Así, por ejemplo, un viñedo de CARA NORD que esté a 800 metros de altitud puede llegar a tener 5'2 ºC menos de temperatura que otra que estuviese situada a nivel del mar.
Paralelamente, hay que añadir que por cada 150 m. de altitud hay el mismo efecto que si desplazaran la viña un grado de latitud más al norte.
Las viñas en cotas altas también tienen una mayor exposición a los rayos ultravioleta (UV), ya que en la montaña el ambiente es más limpio y ligero que en los valles. Los rayos ultravioleta aumentan un 4% por cada 250 m. de altura aumentando el grosor de la piel y estimulando la síntesis fenólica, la dulzura de taninos, aportando sabores intensos y frescos y nada maduros.
Las bajas temperaturas retrasan la maduración y la acumulación de azúcares y elevan la acidez y la frescura de la uva ayudando a la construcción de aromas y sabores.
En los viñedos de altura tiende a haber mucha diferencia entre las temperaturas diurnas y nocturnas. Este diferencial térmico es, en gran parte, responsable de este equilibrio perfecto de madurez y frescura.
Los viñedos de CARA NORD están sobre un suelo mucho más diverso; una diversidad que ofrece gran variedad de minerales y nutrientes a las uvas y dando como resultado vinos de carácter mineral.
Como resultado de la altura se obtienen vinos que tienen más color, más mineralidad, más acidez y, al mismo tiempo, son más suaves y profundos, con una paleta aromática amplia, fresca y singular.

A más altitud, los antocianos suben dramáticamente.
Los taninos totales se mantienen constantes con la altura, mientras que los taninos amargos van bajando.
Hay una alta retención de ácido málico en cotas más altas que puede llegar 2-3 gr./l. según la altura. El PH de estos vinos tiende a ser más bajo, factor que ayuda a la estabilidad y longevidad de los vinos y permite trabajar con valores mínimos de SO2.
La piel se vuelve más gruesa con la altitud, hasta cinco veces más en los 1.500 metros que en cotas de 600 metros.
La intensidad de la luz del sol es más alta en cotas altas, lo que resulta en un aumento de la fotosíntesis y de la producción del Resveratrol saludable para el cuerpo humano.

Desarrollar un viñedo de montaña tiene numerosos retos que se multiplican por la dificultad del lugar donde se encuentra: el acceso a la viña, los nutrientes de las plantas al tratarse de tierras muy pobres, la falta de agua, el impacto ambiental, la erosión del terreno, la selección de porta-injertos, las opciones de varietales, la elección de los métodos apropiados para la cobertura vegetal, etc.
Tener buen cuidado de las técnicas de gestión del suelo y sus consecuencias sobre el estado hídrico de la vid, y la conservación de la fertilidad y la erosión del suelo es una cuestión central para la viticultura de montaña.

Los sitios de gran altitud tienen temperaturas medias más bajas, la acumulación de calor es menor y las fluctuaciones de temperatura diurna y nocturna son más acusadas.
El trabajo principal de la piel de la uva es proteger las semillas dentro de la reproducción. Las pieles se vuelven más gruesas como un mecanismo de defensa frente a los niveles de radiación solar más altos en cotas altas y las variaciones de temperatura. Las pieles más gruesas llevan además taninos, más color y una relación piel/jugo muy alta con la consecuente disminución del rendimiento, pero más intensidad de sabores y color.

Sí, es cierto que las viñas de altura tienen suelos pobres y poco profundos, baja humedad, grandes oscilaciones diarias de temperatura, vientos fuertes y elevado riesgo de daño por heladas, y son viñas de baja producción y alto costo.
En CARA NORD, sin embargo, elegimos estos puestos de creciente dificultad debido a la singularidad y complejidad que estas viñas confieren a los vinos. Es un hecho que las vides de altura producen vinos sorprendentes en comparación a otros de menor elevación.
La luz solar directa diaria es muy alta ya que hay pocas nubes, lo que hace que el metabolismo de la cepa sea muy eficiente, llevando a la plena fotosíntesis y madurez.
Las noches en las cotas más altas resultan bastante frías, permitiendo a las viñas mantener la acidez al mismo tiempo que conseguir los azúcares necesarios para la maduración. Una brisa constante mantiene la uva sana y limpia. Los suelos rocosos, que se encuentran en las cimas de las colinas y laderas, ayudan a drenar el exceso de humedad, por lo que obligan a las viñas a cavar profundo, a trabajar para encontrar los nutrientes y minerales, lo que limita naturalmente el rendimiento de la vid y aumenta la complejidad de su fruto.

Las uvas procedentes de viñedos de montaña y que tienen una mayor exposición a los rayos ultravioletas tienen una mayor cantidad de Resveratrol y Procyanidina, unos antioxidantes importantes que se encuentran en las pieles de la uva y que tienen efectos antivirales, neuroprotectores, anti-envejecimiento y anti-inflamatorio.
La viticultura de CARA NORD da uvas con un alto contenido de polifenoles que ayudan en el control de las enfermedades de corazón.

Las laderas de las montañas, con suelos pobres de pizarra, llenas de rocas, provocan un gran impacto del suelo en las viñas produciendo un fruto con mineralidad y acidez natural superior en comparación con las uvas de cotas más bajas. Un PH bajo que representa una alta acidez en la fruta beneficia la producción de vino de alta calidad, con intensa concentración, cuerpo y sabor. Estos vinos son particularmente aptos para el largo envejecimiento.
La mayor exposición solar a la que están sometidas las viñas plantadas en altura llevan a la uva a desarrollar pieles más gruesas y, por tanto, mayores niveles de antocianos y mejores niveles de taninos dando un vino con más color, suave y menos astringente.

Para favorecer la biodiversidad y hacer que el suelo esté vivo, se permite que las plantas autóctonas crezcan entre las cepas proporcionando a la viña la materia orgánica, humus, nitrógeno y otros nutrientes, a la vez que mejora la estructura del suelo y el crecimiento de las raíces en simbiosis con las bacterias beneficiosas del suelo, hongos y lombrices de tierra.
Los cultivos de cobertura vegetal proporcionan un hábitat para los insectos benéficos (mariquitas, arañas) y aves (pájaros, búhos), que se alimentan de las plagas de los viñedos creando un perfecto equilibrio.

Los agricultores son jardineros del paisaje, cuidadores de la tierra, el aire, el agua y todos los organismos que viven asociados a ella. Ser agricultor significa tomar la responsabilidad en el papel de velar por el entorno, la limitación de químicos, la restitución de acuíferos, vigilar la erosión del suelo, el control de la huella ecológica.
La agricultura responsable obliga a una verdadera participación en todos los ecosistemas naturales de la finca considerando siempre sus interacciones.

Las energías de la luna, el sol y los planetas afectan a todos los seres vivos de la Tierra en ritmos regulares, específicamente los ciclos de crecimiento de las plantas.
Mediante la comprensión de los efectos sutiles de estos ritmos, podemos modificar nuestras prácticas agrícolas para sacar el máximo provecho de estas fuerzas y mejorar la producción agrícola.
Por ejemplo, las energías del crecimiento de las raíces aumentan con luna llena, por lo que es un buen momento para plantar y trasplantar las plantas que requieren raíces profundas. Si quieres saber más, echa un vistazo a www.biodynamics.com

Tenemos un rendimiento medio muy bajo, de unos 2.500 kg. por hectárea; se necesitan unas dos cepas para hacer una sola botella.

La gestión de la vid en secano nos lleva a una vendimia sin agua de riego, basándose únicamente en las precipitaciones naturales y la humedad.
El suelo actúa como una esponja durante las lluvias de invierno y principios de primavera, reteniendo el agua para liberarla lentamente en los viñedos durante el largo, caluroso y seco verano.
El cultivo de secano anima a los sistemas reticulares de la planta a sumergirse profundamente en el suelo, haciendo una producción de viñas sanas y vigorosas con excelente sabor y carácter mineral y mucha concentración.

Nosotros utilizamos sólo maderas de roble francés seleccionadas, que aportan complejidad, elegancia y profundidad al vino.

Trabajamos en la pequeña bodega que hay dentro del recinto amurallado del Monasterio de Poblet (Patrimonio mundial por la UNESCO). Se trata de una bodega bien equipada para la elaboración de vinos de calidad y con un entorno monumental e histórico magnífico.

En la cara norte de la Sierra de Prades la temperatura disminuye aproximadamente 0'65 ºC por cada 100 m. de altitud. El ambiente es más limpio y ligero que en los valles y los rayos ultravioleta aumentan un 4% por cada 250 m. de altura. Asimismo, por cada 150 metros de altura, se produce el efecto como si desplazaran la vid un grado de latitud más al norte.

El hecho de estar en la CARA NORTE de las montañas, con una altura cerca de los 800 metros y bajo la influencia del viento de Marinada, ofrece un clima inusualmente fresco por su entorno. Se trata de un clima de transición entre el clima mediterráneo y el clima continental de las tierras de interior. Los inviernos son fríos y los veranos no muy calurosos, con un notable diferencial térmico entre el día y la noche. Las temperaturas pueden alcanzar los 35 ºC en verano y los -10 ºC en el mes de febrero, con una media anual en la CARA NORTE de unos 13 ºC. La relativa persistencia del viento durante el verano hace que éste actúe como antiséptico natural de la viña, a la vez que ayuda a refrescar el ambiente y a bajar las temperaturas veraniegas. La pluviometría anual es de unos 450-550 mm. y la insolación alrededor de 2.700 horas de sol al año.
Un clima que provoca una maduración lenta de la uva debido a la altura y la frescura del ambiente, unas vendimias muy sanas debido a la persistente brisa y unas noches frías que ayudan a preservar la acidez en la uva, ayudan a hacer un vino muy equilibrado.

Las viñas y la vinificación de CARA NORD se encuentran en el término de Vimbodí-Poblet.
La bodega está dentro del Monasterio de Poblet. La oficina y el almacén de expedición están a unos 10 minutos del Monasterio, en el pueblo de El Vilosell.

El entorno de CARA NORD es único para descubrir la historia, pasear por las montañas de Prades y conocer sus vinos de altura únicos y singulares en un recorrido diverso que ayudará a entender la viticultura de la zona, su clima, la topografía de sus tierras y la aventura de cultivar viñedos en regiones vitivinícolas remotas.
Conocer monasterios, visitar bodegas modernistas o pueblos medievales pueden ser muy interesante para el turista.

Las montañas de Prades, donde se cultivan nuestros viñedos, fueron durante muchos siglos propiedad de los monjes del Monasterio de Poblet y los monjes de Scala Dei, en el Priorat.
Unas sierras donde los monjes cultivaban la vid y otras explotaciones agrícolas y donde dejaron su huella tanto en Poblet como en el mismo Priorat, que todavía lleva su nombre.

El Real Monasterio de Santa María de Poblet es un monasterio de la orden del Cister, fundado en 1150. Está situado al pie de las montañas de Prades, en la comarca de la Conca de Barberà. Poblet constituye un impresionante conjunto arquitectónico y se puede contar entre los conjuntos monásticos más importantes de Europa, siendo, de hecho, el conjunto monástico habitado más grande del continente europeo.
Desde la edad media es un importante referente simbólico de los países de la antigua Corona de Aragón. Desde el reinado de Pedro el Ceremonioso y durante los siglos XIV y XV se convirtió en el panteón real de los soberanos de la Corona, aunque también acoge las tumbas de otros individuos de la familia real y de diferentes linajes nobiliarios.
En 1921, después de la visita del rey Alfonso XIII, fue declarado Monumento Nacional por el Gobierno Español. En 1991 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Situado al norte de Tarragona, el Área Vitinivícola Conca de Barberà y, en especial, su vertiente de las Montañas de Prades es un paisaje abrupto, rodeado de montañas, afloramientos rocosos, acantilados, montañas escarpadas y bosques de robles y encinas. Dentro de la zona de Interés Geológico de Cataluña, con antiguas minas de plomo y plata ya explotadas por los romanos, tienen condiciones geológicas extraordinarias para el cultivo de la vid: suelos de pizarra, pobres y muy pedregosos, con esquistos medios y grandes con pendientes que garantizan un buen drenaje.
Tierras gravera arcillosa y arenosa con gravas rodadas, y poca materia orgánica.
Un lugar ideal para conseguir vinos finos y singulares.

El Monasterio de Poblet, su Hotel-Hospedería y su Restaurante son siempre interesantes.
Seguir la ruta del Cister con el Monasterio de Santes Creus y Vallbona de les Monges. Las visitas al Castillo de Riudabella y el Castillo de Milmanda.
El paseo por las bodegas modernistas conocidas como la Ruta de las Catedrales del Vino.
Dejarse seducir por las calles medievales de Montblanc o las excursiones al Parque Natural del Bosque de Poblet con el robledal más importante de Catalunya son algunas de las actividades que puedes hacer por la zona después de visitar CARA NORD.

Nos encantará recibir tu visita.
Las visitas sólo están disponibles con cita previa. Las reservas se pueden coordinar llamando a nuestra oficina, teléfono +34 973 176 029, o enviando una nota a nuestra dirección electrónica hola@caranordceller.com

La bodega CARA NORD es un proyecto muy joven iniciado en 2012.
Nuestras primeras botellas de CARA NORD Blanco y Tinto salieron al mercado en el verano de 2013.

Nuestra bodega nació para vinificar viñas plantadas en cotas altas de la cara norte de las Montañas de Prades, en el término municipal de Poblet, dentro del Parque Natural de la Sierra de Prades y el Parque del Bosque de Poblet.
La Sierra de Prades acoge Denominaciones de Origen tan emblemáticas como el Priorat y el Montsant, Costers del Segre y, en su vertiente Norte, trabajamos las fincas de CARA NORD dentro de la D.O. Conca de Barberà.